Marea negra

 

 

1.

Hagámonos a la mar

 

2.

La vida vuelve

 

3.

Sopa de ajo

 

4.

Que se mueran

 

5.

Reina africana

 

6.

El camaleón

 

7.

Marea negra

 

8.

Justo esa noche

 

9.

El gallo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Hagámonos a la mar

Hagámonos a la mar, definitivamente a la mar.
Hagámonos a la mar, definitivamente a la mar.

Con un libro de Vallejo
y alguna que otra novela,
con cien mil litros de vino
bien guardados en bodega,
toneladas de tabaco,
café, pipas y mecheros
dos camisas, tres mil discos,
un Picasso y mapas viejos.

Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la mar…

A los hombres corresponda
tres mujeres por cabeza
y a las tres sus nueve amantes:
tres a cada una de ellas;
los que sean homosexuales
traigan tres de lo que quieran,
aquí hay vida y libertades
para amarse en las literas.

Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la mar…

El obrero impenitente
a quien nadie va a dar nada,
los actores sin talento,
los enfermos, las violadas,
los modistos obsoletos
y la monja excomulgada,
todo aquel que en este mundo
sirva para poco y nada:

Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la mar…

Que ya nadie tenga acodo
ni mercado ni electores,
que carezcan de auditorio
los expertos triunfadores.
Todos los televisores
funcionando para nadie
en los desérticos bares
de las vacías ciudades

Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la mar…

Los políticos hablando
al absoluto vacío
de palacios y de teatros
de plazas y graderíos.
Los banqueros contemplando
sus inútiles billetes
y las marchas militares
sin tambor ni clarinete.

Y tanteándose en el viento
toneladas de papeles:
las sentencias, los decretos
los contratos y las leyes,
y nosotros los mediocres,
mar adentro hacia poniente,
a las tierras improbables
donde reine toa la gente.

Hagámonos a la mar definitivamente a la mar.
Hagámonos a la mar definitivamente a la mar.


La vida vuelve

Como una hierba silvestre
que vuelve a erguirse después de haber sido pisoteada, la vida vuelve, siempre vuelve.

Por mucha sangre que haya de perder.
Por mucho muerto que haya que vencer.

La vida vuelve por mucha sangre que haya que perder, ¡la vida vuelve!.

¡Y nadie la podrá borrar jamás!
¡Y nadie la podrá acabar jamás!

La vida vuelve, por mucha sangre que haya de perder.
La vida vuelve, por mucho muerto que haya que vencer.

¡Silénciela!
¡Censúrenla!
¡Prohíbanla!
¡Depórtenla!

La vida vuelve.

¡Sugétenla!
¡Golpéenla!
¡Tortúrenla!
¡Destrúyanla!

La vida vuelve, la vida vuelve.

La vida vuelve tozuda y blanca,
vuelve impoluta campeona y santa.
Vuelve del barro y de la miseria,
de la metralla y de las histerias
y vuelve nueva a golpear la muerte,
con sus harapos de mala suerte.
La vida vuelve, la vida vuelve, la vida vuelve.

Aunque la muerte no la quiera ver.
Aunque la muerte no la pueda ver.
La vida vuelve, la vida vuelve.

¡Segréguenla!
¡Confísquenla!
¡Proscríbanla!
¡Expúlsenla!

La vida vuelve.

¡Amárrenla!
¡Enciérrenla!
¡Aplástenla!
¡Anúlenla!

La vida vuelve, la vida vuelve.

Por mucha sangre que haya de perder.
Por mucho muerto que haya que vencer.

La vida vuelve, la vida vuelve, la vida vuelve, la vida vuelve...




Sopa de ajo

Su padre fue un rey de la cloaca
que murió con un punzón
metido en la región lumbar, casi una cuarta.
Le dio del pan de la paliza
y a los nueve le enseñó
como volar con aspirina y goma-laca.

De profesión le da lo mismo
hacer un puente que un tirón,
pasar caballo, simplemente no hacer nada,
abrirse a tajos una vena,
ser el nuevo rey del rock
o que le metan en el cuerpo cuatro balas

¡Ay! cuatro balas.

De noche sale a revolcarse
en el ambiente y el olor
de gasolina y mariquitas perfumadas
y le resbalan las sirenas
y los baños de sudor
de los que mezclan sopa de ajo y marihuana.

Su capital es una chaira
que abre paso en el esmoc
sin distinguir lo que es un pecho de una espalda.
Es una rata de vaquero
y botitas de tacón
y brillantina en la melena y la navaja,

y en la navaja

No falta nunca papelina
para dar cuerda al reloj
antes que lleguen los camiones en la mañana,
y una pirada que no atina
a malgastar lo que ganó,
y se lo lleva de copeo y a las mantas.

Van a acostarse a una pocilga
de humedad y polución
llena de gatos, soledad, ropa colgada,
y mientras va llegando el sueño
le parece ver a Dios
entre un cartel de cocacola y unas bragas.

De una pirada.

De noche sale a revolcarse …


Marea negra

Los que tienen un anillo para vender
y es lo único que les queda,
los que sudan en la cama al amanecer
y la hora no les importa,
los que se tiran de algún sucio y oscuro tren
y no saben donde han caído,
los que hacen marcas, día por día, en la pared
y hacen puñales con sus cucharas
son marea negra, son marea negra.

Los que hacen trizas los espejos de los mingitorios,
los que no duermen dando vueltas a la misma idea,
los que se arrastran por debajo de las alambradas,
los que quisieran no ser ellos sino ser los otros
son marea negra, son marea negra.

Los que cruzan las fronteras sin respirar
y una vez que han pasado lloran,
los que escuchan sus condenas sin pestañear
y hacen planes para sus venganzas,
los que saltan al vacío sin titubear
porque así es como han sobrevivido,
los que al fin tocan el fondo sin vuelta atrás
y no albergan ni perdón ni olvido
son marea negra, son marea negra.